domingo, 17 de mayo de 2009

carta a la soledad

Del mismo modo en que empiezan a salir las palabras de mis manos, del mismo modo es que llegan a mi cabeza, de un modo inconexo, de un mundo extraño, no pienso siquiera que voy a decir, es muy extraño en realidad, que no piense para hablar, pero a veces hablo, incluso, bien.

Anoche soñé con mi amor perdido, un sueño extraño y nada coherente, que no me causo ningún sentimiento recriminatorio pero si extrañeza, porque a decir verdad he regresado en el pasado a conmemorar con nostalgia esa época en la cual estaba enamorado con locura y una pizca extraña de ebriedad.

¿Me has visto sonreír últimamente?, hoy lo hice, sentado junto a Milena en el teatro libre, disfrute de una obra (los demonios, de Dostoievski) sobre un grupo de personas que conspiran en fe a la libertad y un lado nihilista.

Sonreí por varias razones, hoy se conmemora un día muy importante para mí, hoy fue el día que comprendí, que mañana habría otro día, por ridículo que suene, pero para mi es importante tener en cuenta que a pesar de mis errores e intentos, sigo aquí, luchando por conseguir lo mas importante para mi, así, haya pasado ya el tren y yo, me haya bajado en una estación donde no esta ella.

¿Ella?, si ella, aquella que no es la fulana pero si es la ella, no no no, me comprendes mal, no hablo de una persona en especifico, ni a nadie de un futuro, hablo del simbolismo que me arme hace muchos años, en nombre de mi amor frustrado, la imagen mítica del amor perfecto y hermoso, y no es de extrañar ahora, que siga en mi empeño de buscar a una Julieta, a una dulcinea de toboso, a una María, a una lisa (para los que han leído exit to edén), hasta un lestat (si fuera mujer claro) y muchas mas mujeres perfectas para hombres no tan perfectos…

Los días pasan con su habitual melancolía, a veces me pregunto si me vez sentado en transmilenio o en un bus, observando por la ventana las azules calles de esta tan hermosa y sucia ciudad, me pregunto, si me sigues en silencio, cuando camino por los parques y levanto la cabeza con los ojos totalmente abiertos, para sentir, para oler, para contemplar y escuchar, todos esas hermosas cosas que percibo de los parques, el olor mojado de la tierra y las hojas, el viento que roza mi piel, la luz que se filtra entre las hojas, el sabor a dulce y amargo de la naturaleza, me pregunto si podrás ver como se me eriza la piel en mi silencio, cuando te abrazo, y disfruto de un momento de ti, un momento no mas.

A veces quisiera hablar contigo, preguntarte si me vez llorar por tu presencia, si contemplas mis demonios y lo azuzas contra mi, me pregunto, si me abrazas cuando me siento en una banca y veo al gente pasar, cuando leo sus expresiones, cuando leo sus historias, cuando contemplo sus vidas.

A veces, cuando me sigues, me vez arrancar una hoja de mi diario y partirla en varios trozos, y escribir mensajes a personas desconocidas, en un afán extraño de ser recordado, y esa extraña y única vez que alguien encontró uno de esos mensajes, se fijo que fui yo, y me hablo, lastima que haya sido hombre.

Me rio de la impertinencia de antes, me reí al recordarlo, fue una agradable sorpresa, que por primera vez, alguien me dijera escritor, es una de esas buenas cosas asociadas con tu presencia, a veces cuando me tomo un café solo, o cuando camino observándolo todo en esa actitud tan mía, despreocupada y dormida, hay gente que me ve por un rato, pero desaparezco, porque tienen miedo (¿de dejar de estar solos?), o simplemente no les importo como para acompañarme un rato.

No te has dado cuenta, ¿que siempre escribo 4 líneas en un párrafo?

Realmente no es todo el tiempo, pero dice mucho de mí, si supieras que existe. A veces siento que me caigo en pedazos, me duele tu presencia como cristales rotos en mi boca, siento tu presencia dentro de mi, como un dolor sordo e inimaginable, a veces no hay arte ni amor, solo dolor, nostalgia y tristeza, a veces solo eres desasosiego, tan solo vacuidad, pedazos de mi corazón roto que han desgarrado mi alma transita de tinieblas, a veces solo eres el recuerdo de un amor perdido, a veces solo eres la mirada herida de una mujer, o la mirada de odio de un hombre, a veces eres una lagrima en el rostro de mi madre, a veces eres recriminación, ofensa, pregunta, duda, miedo, y la mayoría de veces es lo que eres, muy muy dentro de mi, en mi abismo.

Te abrace antes por necesidad, lo hago ahora por que no hay otra elección, traicionarme seria mas difícil incluso que controlarme, y no quiero pasar por mas dolor, a veces me pregunto, si esto simplemente no es mas que un dulce juego del destino.

Que me dices tu mi solitaria amiga, dime, de la luna a la cual rezo cada noche, encarnando mi virgen y mi supuesto destino, dime, cuando camino en una noche oscura, sin miedo a ser robado, apuñalado y luego muerto, dime, cuando paseo bajo los arboles desnudos, y sus hojas suenan a mi paso, cuando sueño constantemente con un amor perfecto y recordado, cuando mi existencia nihilista y existencial se mezcla en una infinidad de cosas, de pensamientos conductistas, cognitivistas (contradicción¡¡¡) y fantasiosos, ¿dime que soy yo? Una mezcla entre lujuria y romanticismo, entre amor y pasión, de perdón y rencor, odio y fuerza, debilidad y bondad, y todo esto saturado por una curiosidad insaciable, un orgullo inconmensurable y una ingenuidad que a veces raya con lo idiota.

Te aseguro que estas, mis palabras, pronunciadas ya con antelación, nunca han sido respondidas, esas miles de cartas escritas y enviadas como botellas con mensajes, en esta isla en la que estamos los dos, apartada del mundo, pero en medio de el.

¿Será que por una vez alguien vendrá a mi como he deseado?, siempre he sido yo, quien ha estado detrás, como una sombra, siempre yo, susurrando palabras de amor, siempre yo, quien besa, acaricia y se atormenta, y... sea tormenta para los demás, y una lista que ha crecido lo suficiente creo yo.

¿Será que podre dejar esa mascara y mostrar que siendo yo lo disfruto demasiado?, ah, todos esos sueños románticos y banales, son tan increíblemente mezquinos que a veces me da vergüenza, pero a decir verdad, me enorgullece ser quien soy, lastima que no sea bonito, ajajajaja, ¿pero que cosas estoy diciendo?, la simple y pura verdad.

Bonito…a veces soy tan narcisista que me encanta admitirlo…

Por eso mi querida amiga, te odio y te aprecio, como siempre yo en mi deliciosa ambivalencia, ¿será que me acompañaste a dormir en la terraza de la universidad hace poco?, será que, ¿caminas conmigo cuando necesito pensar?, que ¿cantas conmigo mientras camino?, será, ¿que calientas mi cuerpo mientras escribo esta carta para ti?, siento calor en mi cuello, deben ser tus besos.

Ya es muy tarde, son las 2 de la mañana, llevo acostándome a esta hora desde hace un buen tiempo, escuchare un par de canciones que me recuerdan al satín, a el color negro y rojo, a la lujuria y el amor, al encaje, que me recordaran a olor de una mujer, un olor a alegría, a bosque, a magia, escuchare esas canciones que hacen que mi piel se erize, desde la base del cuello hasta mis pies y regrese como oleadas de un delicioso placer de nuevo hasta mi cuello, dejándome feliz, y semidormido, porque nadie, creo, escucha y disfruta la música como yo, creo.

Así que mi amiga acompáñame, como todas las noches, tu me conoces, me gusta hablar de mi mismo, creo que es delicioso, ven sigue abrazándome en el silencio, mientras la luna susurra por mi ventana palabras de aliento que seguramente oiré por pocos días, ven, pasa tu mano por mi pelo, consiente mi rostro y toca mis labios, espera tu, oh diosa paciente, acógeme en tus dulces y fríos brazos, espera sentada junto a mi, sentémonos juntos como todas las tardes, en aquel puente a contemplar el atardecer, ¿no te habías dado cuenta?, todas mis fotos del cielo son del mismo sitio, mientras el viento me despeina, mientras los naranjas y rojos juegan con los azules y morados, mientras la gente pasa sin verme, siempre en el mismo lugar, abro los brazos al viento, escuchando la canción del viento, siempre en el mismo lugar para la persona que quiera buscarme, venga, pero, jamás ha llegado.

Tú lo sabes tan bien como yo…

Igual disfrutas conmigo más que con nadie, lo sabes mejor que yo.

…a veces soy tan narcisista que me encanta admitirlo…

Pd: si me respondes esta carta significaría que ya no estas aquí, cosa que seria una gran controversia, que la propia soledad, me escribiera una carta, significaría que se anularía a si misma, y créeme, la forma mas hermosa de morir, supongo, es morir, acompañando al otro.