miércoles, 29 de septiembre de 2021

hola

Durante ese minuto, ese minuto gigantesco, infinito, observaba la foto de tu perfil, controlando, a duras penas, ese impulso absoluto de llamarte, de escribirte, de pedir por tu ayuda, de pedir por ti.

Luego de aguantar el dolor infinito de tu partida, y de la euforia de una libertad que no busco, me hallo varias veces contemplando un vacio lleno de recuerdos, perdido en añoranzas que no logro controlar, mientras se cuelan en las filtraciones del dique de mis memorias, cayendo en la parsimonia de un dolor sordo e injusto.

Así, de forma tan simple, cuando esa noticia llego a mi, con el impacto súbito de la muerte, mi mundo se desmorono ante mi, una vez mas, como ha sucedido una y otra vez en los últimos meses, en donde mi realidad se volvió una fantasía apocalíptica con replicas continuas, destruyendo hasta los mismos cimientos de mi vida, de mis sueños, de mi futuro, de mi realidad. Y yo seguía ahí, contemplando la conversación que inequívoca, me llevaría a ti, destruido, finiquitado, liquidado.

Quería sumergirme en tus palabras sabias, en esa seguridad con la que me decías: ¨todo estará bien¨, esas tres palabras con las que equilibrabas mi mundo, y acaballabas el dolor, quería eso y llorar amargamente mientras me acariciabas, postrado ante ti en al mas absoluta derrota, conmovido porque tu levantarías las piedras que no había podido levantar, confiando enteramente en ti, con una fe desgarradora, absoluta y ciega, de que con tus meras palabras y tu presencia, todo estaría bien.

¿en que momento me volví tan dependiente de ti?  

No lo hice, no escribí el tan anhelado ¨hola¨, no desbarate el nudo que tengo en mi garganta desde que no hablamos, por petición mía, porque sé que de haberlo hecho, de seguir hablando como antes, te hubiera buscado hoy, y tu habrías venido.

Y cada día me duele igual que el anterior, ¿sabes? , a veces me siento bien, tranquilo pero la pesadumbre me domina de nuevo, me visita con sus fríos dedos y arranca de mis ojos lagrimas que no quiero soltar, me aferro a esas lagrimas como la prueba viviente de mi humanidad perdida, me rompo en miles de pedazos que se rompen cada día mas, me siento un montón de polvo olvidado en el universo, me convierto en lagrimas que se pierden en la lluvia.

Hoy no te busque aunque te necesitaba, hoy no te escribí aunque se me escapaban las palabras, hoy no contemple el horizonte por tus palabras en el viento, porque debo aprender a vivir sin ti, aunque el mundo se me caiga encima, aunque el único lenguaje que sepa hablar ahora, sea la pena.

Lloro cada día, de miles de formas, lloro en forma de letras y canciones, lloro como una contemplación en el horizonte, mis lagrimas son recuerdos pasados y suspiros que no se escuchan, me acobijo en el silencio de mi habitación, esperando que mañana, quizás mañana , por un segundo, por una milésima, me sentiré bien.

eso deseo.

martes, 2 de febrero de 2021

Zeta

 Es un día como otros, la tarde fría golpea el saco que mi madre me envió para el frio, la luz verde del semáforo alumbra una señal de transito, mi perrita tira de la correa con dirección al parque, la mascarilla que llevo bloquea muchos de los olores típicos de la calle, pero el frio me reconforma en cierta medida, calmando mi atribulada mente, llena de pensamientos disonantes y poco organizados.

Suelo el collar de mi perrita al llegar al parque, una parte de mi esta preocupada porque pueda llegar a pelear con los muchos perros que ahora estan aquí, como ya ha pasado anteriormente, incitada , claro, por otros perros violentos que sus obtusos dueños no saben controlar, o poner un collar a tiempo, por lo que suelo estar relativamente cerca de mi perra siempre.

Cambio la cancion en mi celular, suelo llevar audífonos al salir, ya sea a pie o en mi moto, la música enfoca mis pensamientos, como el arco ala flecha, en la dirección correcta. 8 años o 10 años, o mas, después de toda esa época de drama, de peleas, de problemas de faldas, de cosas estúpidas que haría un jovenzuelo, me hallo en un momento de mi vida donde todo va bien, y pese a que me he alejado de un millón de personas, de un montón de situaciones, lugares, grupos y mas, aun llegan a mi ecos, de personas que insisten ( increíble despues de tantos años) en hablar pestes de mi, en ¨evangelizar¨ desconocidos en contra mía, o sea, en básicamente intentar poner en contra mía un montón de personas que jamás me han visto, conocido o hayan hablado de mi o conmigo, y es una practica que he visto en muchas personas a través de mis años, tanto en sitios de trabajo como en grupos de hobbys, y demás.

Si bien, me molesta mucho, me afecta, me toca este tipo de actitudes, tambien me sorprende como muchas personas no tienen ni ha tenido nada mejor en sus vidas que ¨el salseo¨ y el hablar mal de otros, personas tan estancadas en sus vidas ( creo yo) que sus temas siempre incluyen hablar mal de los demás, destruir una imagen, o ¨quemar¨ a otros.

Desde hace mucho yo nunca he apoyado eso, y mas ahora, he de decir que no me arrepiento de nada de lo que haya hecho antes, me enorgullezco de mi colorida vida, de mis aventuras, sean buenas o malas, y mas aun cuando la gente suele ser hipócrita y levanta el dedo acusador para juzgar lo que ellos mismos hacen ( !!! totalmente !!!), y no solo conmigo, veo que muchos hacen eso, muchos juzgan a los demás cuando ellos hacen lo mismo, de un modo u otro, y quizás sientan cierta gratificación en acusar a los demás, en juzgar sus errores reflejados en otros, quizás, aventuro yo, se acusan a ellos mismos, en un juego algo macabro, de destruir sus errores en otros, como el sacerdote que acusa con fuego a los homosexuales, pero se pone pantymedias en la oscuridad de su celda.

Ahora mismo esas quimeras pasadas me fastidian, un poco quizás, unas horas, pero hablo con mi señora y estoy mejor, pero duermo un rato y estoy mejor, pero escribo esto y se que esa sensación se va, ahora mismo me exalta las clases de mañana, el titulo que esta por venir, practicas, mis streams, los libros que me deleitaran este año, en este momento el frio viento de la tarde acaricia mi rosto con una suavidad increíble, en este momento tengo un mensaje en mi celular, diciéndome te amo, de parte de mi mamá.

 El descaro es parte de mi vida, pero la madurez tambien, no soy nada del muchachito de hace diez años o de hace 8 o de hace 5, de hecho no soy el mismo de hace dos años, o el de hace dos minutos, no se si he crecido, pero ciertamente he cambiado, el día no siempre se quedara en esa parte brillante donde el sol brilla desde lo alto, la tarde se acerca, y a veces soy atardecer y otras noche, no seré nunca le mismo, porque todo el tiempo se adhieren a mi experiencias y personas, palabras y sonidos, y hace unos años la muerte rozo mi cuello en manos de un conductor atrevido y la llanta de un bus.

Ahora mismo, siento y se muy bien, que no tengo la necesidad de ahondar mas en la búsqueda de esas personas, de darles mas protagonismo en mi vida que estas palabras que escribo a modo de catarsis ( y de practica literaria), si se fijan, son personas in rostro, sin nombre, sin sombra, y quienes realmente son protagonistas de mi novelesca vida estan firmes ahí, a mi lado. y yo, mi apetecible, iracundo, exuberante, y burlesco yo, sigue aquí, feliz realmente, en una época de mi vida donde vivo,  trabajo y disfruto , donde he dado los pasos correctos en la dirección de mis sueños mas ambiciosos,  recuperando las manos de las personas realmente importantes para mi, sintiéndome , como pocas veces en mi vida, único y apremiante por tantas cosas exultantes que me esperan en poco tiempo.

 Y parte de mi se sorprende que haya dejado una huella tan marcada en otros, sea buena o sea mala.

Es sorprendente.

Porque yo ya me olvide de esas sombras.

No recuerdo ni sus nombres.

Ahora bien, es hora de seguir jugando, mi perrita quiere ir a casa, la tarde se convierte en noche, y alguien que me ama me espera en casa, hoy quiero jugar un poco, y acaso, ¿Quién no desearía jugar un poco?

De todos modos, me estoy forzando en escribir este poco, ya siento que descargue mi mente, luego de tantos años he de decir simplemente:

Los ecos tienen un fin. 

martes, 19 de enero de 2021

Medrana

cuando caigo en la oscuridad nocturna
los sueños de la muerte susurran a mi espalda
secretos a voces descubiertas
de momentos fluctuantes en la infinidad

preguntas sin respuestas rondan mi mente
respuestas inútiles las acallan
me levanto en silencios extraños
me acobijo en la luz artificial diaria

bajo mis terrores ocultos se encuentran
sueños de infinidad frustrada
de palabras que se pierden en el viento
de lagrimas perdidas en la lluvia

abrazo la soledad inquieta de la noche
me escondo en las sombras de la madrugada
conjuro los males del tiempo
con los versos inmutables de mi alma

en lentas cadencias me expreso
con palabras prestadas me mantengo
me pierdo en fantasías diarias
entierro con sueños lo inevitable

 mientras cierro los ojos anhelo
esa fe inquebrantable de los ingenuos
que sueñan con una inmortalidad insustancial
inquietantemente sosegada

doy adiós por esta noche
a mis miedos ciertos
a la certeza que cuando de mi ultimo suspiro
susurrare el nombre de mi amada